Es impresionante ver muchos se fijan en los errores de los demás y por buena fe o por otra razón hacen un gran escándalo de eso, más ahora con las redes sociales. Acabo de terminar de leer todo el libro de «Cómo Ganar Amigos e Influir Sobre las Personas» de Dale Carnegie, que a pesar de tener sus años, sufrió una actualización tratando de mantener la Esencia de su creador, pero que considero que son reglas vigentes que se pueden aplicar a la vida actual, quizá más que nunca para mejorar nuestra marca personal.
Encontré y copié 3 relatos sobre los errores ortográficos en este libro. Pero esta publicación no es sobre eso, sino de cómo ser mejores líderes sin ofender a los demás cuando se tiene que señalar para corregir una falta.
«Si Quieres Recoger Miel, No Des Puntapies a la Colmena»
Mark Twain solía perder la paciencia, y escribía cartas que quemaban el papel. ….
En otra ocasión le escribió a un editor sobre los intentos de un corrector de pruebas de «mejorar mi ortografía y puntuación». Ordenó lo siguiente: «Imprima de acuerdo con la copia que le envío, y que el corrector hunda sus sugerencias en las gachas de su cerebro podrido».
Mark Twain se sentía mejor después de escribir estas cartas hirientes. Le permitían descargar presión; y las cartas no hacían daño a nadie porque la esposa del escritor las desviaba secretamente. Nunca eran despachadas.
¿Conoce usted a alguien a quien desearía modificar, y regular, y mejorar?
¡Bien! Espléndido. Yo estoy en su favor. Pero,
¿Por qué no empezar por usted mismo?
Desde un punto de vista puramente egoísta, eso es mucho más provechoso que tratar de mejorar a los demás. Sí, y mucho menos peligroso.
«No te quejes de la nieve en el techo del vecino -sentenció Confucio- cuando también cubre el umbral de tu casa.»
… Si usted o yo queremos despertar mañana un resentimiento que puede perdurar décadas y seguir ardiendo hasta la muerte, no tenemos más que hacer alguna crítica punzante. Con eso basta, por seguros que estemos de que la crítica sea justificada.
Si Tiene Que Encontrar Defectos, Esta Es la Manera de Empezar
Un amigo mío fue invitado a pasar un fin de semana en la Casa Blanca durante la administración de Calvin Coolidge. Al entrar por casualidad en la oficina privada del presidente le oyó decir, dirigiéndose: a una de sus secretarias:
-Lindo vestido lleva usted esta mañana, señorita; la hace aún más atractiva.
Fue esa, quizá, la alabanza mayor que el silencioso Coolidge hizo a una secretaria en toda su vida. Resultó tan inesperada, tan inusitada, que la joven enrojeció confusa. Pero Coolidge manifestó en seguida:
-No se acalore. Lo he dicho solamente para que se sintiera contenta. En adelante, desearía que tuviera algo más de cuidado con la puntuación.
Su método, probablemente, pecaba por exceso de claridad, pero la psicología era espléndida. Siempre es más fácil escuchar cosas desagradables después de haber oído algún elogio.
Hable Primero de Sus Propios Errores.
E. G. Dillistone, un ingeniero de Brandon, Manitoba, Canadá, tenía problemas con su nueva secretaria. Las cartas que le dictaba llegaban a su escritorio para ser firmadas con dos o tres errores de ortografía por página. El señor Dillistone nos contó cómo manejó el problema:
-Como muchos ingenieros, no me he destacado por la excelencia de mi redacción u ortografía. Durante años he usado una pequeña libreta alfabetizada donde anotaba el modo correcto de escribir ciertas palabras. Cuando se hizo evidente que el mero hecho de señalarle a mi secretaria sus errores no la haría consultar más el diccionario, decidí proceder de otro modo. En la próxima carta donde vi errores, fui a su escritorio y le dije:
«-No sé por qué, pero esta palabra no me parece bien escrita. Es una de esas palabras con las que siempre he tenido problemas. Es por eso que confeccioné este pequeño diccionario casero. -Abrí la libreta en la página correspondiente.- Sí, aquí está cómo se escribe. Yo tengo mucho cuidado con la ortografía, porque la gente nos juzga por lo que escribimos, y un error de ortografía puede hacernos parecer menos profesionales.
«No sé si habrá copiado mi sistema, pero desde esa conversación la frecuencia de sus errores ortográficos ha disminuido significativamente.»
Fuente: «Cómo Ganar Amigos e Influir Sobre las Personas», Dale Carnegie
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